sortilegio enternecido
de un plenilunio oxidado;
de unos brazos caídos
en un corazón rasgado,
trepando por las paredes
por llegar a lo más bajo.
Lo más bajo de la cruz gamada,
marcada sin fuego en
esta palma que se cierra.
Se cierra...
sobre mi Alma...
al tiempo que entona
la incierta melodía eterna.
© Lucía Navarro Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario