en el crepúsculo del ocaso vencido.
Palabras rotas...
como cuerdas de guitarra,
en una garganta hastiada
de regalárselas a las frías rocas
y a los ecos vacíos.
Adormece con las estrellas,
extinguiéndose,
lenta y firmemente,
en la última línea del mar.
Se sumerge... infinita
para renacer al despertar,
abrazada por el Sol,
cromada de fulgor,
revestida de coral.
© Lucía Navarro Luna
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