Acariciando... Presionando... Arrancando...
Ni el calor que me ha adormecido hasta transformarme por completo ha logrado aniquilar la sensación de ser modelada entre tus manos.
Manos firmes.
Manos dulces.
Manos duras.
Que han hecho de mí lo que ahora soy.
Aprendiendo a escucharme en mi nuevo estado, soy consciente del poco tiempo que dispongo antes de dar el último paso... y entrar en ti.
Cuando cierre los ojos, serán tus manos mi último y más preciado recuerdo. Ese instante eterno en el que valorabas cada detalle hasta hacer algo hermoso en mí... que soy toda para tí.
© Lucía Navarro Luna
(reflexiones de una mona de pascua)