martes, 22 de septiembre de 2015

sábado, 19 de septiembre de 2015

Maestro (En Rima Jotabe)


Al Cachorro, de Xàtiva


Con un lacerante dolor ancestro,
golpeándome el abdomen me muestro.

Aquí estoy. Temblor frío al caminar.
En pie. Tan sólo por verte pasar...
Lo necesito. Tú me haces bailar...
Necesito la saeta al cantar.

Llena el Alma, Maestro, siempre fiel.
Ved al pasar cómo me arde la piel.

No puedo yo cantar... Ni Quiero... Al Maestro
del Madero... sino al Jesús del mar.
Donde tú estás sólo veo miel.


® Lucía Navarro Luna




lunes, 14 de septiembre de 2015

A Aquells Estius

A Sergio Navarro Oltra

Sota aquesta nova llum, trepitjant en peu ferm
em tremola el cor de nou
sentint que recupere l’essència de qui sempre vaig ser
i no ho sabia:
una xiqueta impressionable,
una dona amb les emocions florides.

Les fulles de tardor d’aquest capvespre
em tornen a l’aigua d’aquells estius,
a la caseta, a ca els tios, a la dels iaios,
als collars de gessamí, al seu perfum.
A la fragància dels cassettes,
a aquell plàstic musical, infantil, adolescent...
als jocs i a la màgia de saber que estabes allí,
amb mi,
compartint eixa essència teua tan única,
que tantes vegades m’ha fet somriure
als meus passejos sola redreçant el meu camí.

Somniava que et quedaves ací per sempre,
em faltaves, malgrat que no ho saberes,
i sonric sense adonar-me una altra vegada
al pensar en Marga, en Hug i en Max,
raó i sentit de tantes coses ben fetes.

Ets un home ric.

De vegades torne allí, cosí.
Quan ja no sé estar ací,
quan el present m’ofega a la gola,
cluque els ulls i torne allí,
on la màgia tot ho podia
i m’envolcalla de nou el caliu
que et torna un roure quan l’abraces,
torne a sentir-me part d’un tot
tal com quan la terra, als peus nus,
et torna a les arrels oblidades per tant de soroll.

En aquest món de estreles i llums
torne a valorar la profunditat del silenci,
i la màgia que fa possible que coincidim cada nit
sota la mateixa lluna.

I el millor de tot, cosí,
obric els ulls... i sent que et tinc.

® Lucía Navarro Luna



(Traducción: A AQUELLOS VERANOS

  Bajo esta nueva luz, pisando con pie firme, me tiembla el corazón de nuevo sintiendo que recupero la esencia de quien siempre he sido y no lo sabía: una niña impresionable, una mujer con las emociones a flor de piel.
  Las hojas de otoño de esta tarde me devuelven al agua de aquellos veranos, a la caseta, a casa de los tíos, a la de los iaios, a los collares de jazmín, a su perfume. A la fragancia de los cassettes, a aquel plástico musical, infantil, adolescente... a los juegos y a la magia de saber que estabas allí, conmigo, compartiendo esa esencia tuya tan única, que tantas veces me ha hecho sonreír en mis paseos sola enderezando mi camino.
  Soñaba que te quedabas aquí para siempre, me faltabas, aunque no lo supieses, y sonrío sin darme cuenta otra vez al pensar en Marga, en Hug y en Max, razón y sentido de tantas cosas bien hechas.
  Eres rico.
 A veces vuelvo allí, primo. Cuando ya no sé estar aquí, cuando el presente me ahoga en la garganta, cierro los ojos y vuelvo allí, donde la magia todo lo podía y me envuelve de nuevo el calor que te devuelve un roble cuando lo abrazas, vuelvo a sentirme parte de un todo tal como cuando la tierra, en los pies desnudos, te retorna a las raíces olvidadas por tanto ruído.
  En este mundo de estrellas y luces valoro de nuevo la profundidad del silencio, y la magia que hace posible que coincidamos cada noche bajo la misma luna.
  Y el mejor de todo, primo, abro los ojos... y siento que te tengo).



Imagen: Pintura de Vladimir Volegov, pintor ruso

jueves, 10 de septiembre de 2015

Te Escribo

Te escribo porque necesito sentir
el fuego encendido que provocas en mí sin darte cuenta,
arrebatadores sueños, que se confunden con nuestra realidad,
poco o nada cándidos,
esa fuerza perturbadora que me aprieta
      ...dura... lentamente...
opresora de estas entrañas
que me ahogan en la garganta,
buscando en mi locura cómo llegar a tus labios.

Te escribo porque es mi forma de estar a tu lado,
de acariciarte el cabello,
de derretirme con tu sonrisa,
de vibrar como en una ‘mascletà’
acunada por el timbre de tu música,
esos sonidos guturales que me arrancan el corazón
a mordiscos desbocados.

Te escribo...
       y no sé ya si te amo,
o he perdido del todo el sentido
al caer por el precipicio de esos ojos,
faros apasionados e inclementes,
guías de un camino ya marcado.

Porque soy tan tuya que a este jilguero
la libertad se la dan tus brazos,
y las alas me crecen
sólo si me guardas entre tus manos.

Te escribo porque es mi manera de estar contigo,
de vivir sin tu pecho,
en este vuelo nocturno,
                         hasta alcazar tus labios.


® Lucía Navarro Luna




Imagen: Pintura de Mujer en Jardín, 
de Vicente Romero.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Mujer De Espejo Entero

A Salomé Campayo Piqueras


Mujer de espejo entero
que te vistes por los pies,
abrazada por un dolor
que te muerde las entrañas,
te asoma por el ventanal
de esas preciosas pestañas
que gestionan las lágrimas
que se te atraviesan en la garganta
sin saber ya muy bien si son de mañana,
         de hoy o de ayer.

Inteligencia hecha mujer
de belleza reversible,
propietaria de una Alma
                      impresionable y sensible,
dueña de una coraza
                       revestida de porcelana,
una armadura... oxidada,
que se desprende con cuidado
            ...poco a poco...
puedo verla resbalar por
                        tus mejillas encarnadas.

Puedo verla perder forma,
           puedo verte ganar fuerza.

Aprecio... la linda persona
                y la fuerte mujer
que me sonríe cuando me hablas,
que brilla
              aun cuando te apagas,
que me acompaña
                        cuando te sientes sola,
que me abraza,
                aun sufriéndose desamparada.

   Que te quiero, Amiga.
  Y albergo la esperanza
de que algún día tú puedas
      sentir cuánto vales,
            cuánto eres,
             cuánto das,

aunque los tasadores no entiendan

        de joyería
                           de gama alta

       ni de sueños por estrenar.





® Lucía Navarro Luna



Pintura: 'Mujer frente al espejo', de Marino Chanlatte