martes, 23 de septiembre de 2014

Cabalgo

Me amo cada noche
cabalgando hacia tu cuerpo,
resbalando entre las piedras,
rompiéndome contra el firmamento.

Sin escudos...
                      tus caricias
recorren un temblor incierto,
sortilegio ensortijado
entre mis piernas y tu pecho.

Pasaje a un nuevo mundo
de susurros
                    y recovecos.

Pasadizo privado...
entre tu fuerza y mi fuego.

Gozo de tus ojos prendidos de los míos
batallando con el viento por recuperar su sitio,
tengo el alma extasiada
asaltada en un suspiro,
arrebatada por tus manos, por tu olor...

                                                   Por tu delirio.


            © Lucía Navarro Luna