martes, 14 de marzo de 2017

Latido

No lo amo porque en el desasosiego
de una noche olvidada
un recuerdo viole
mi silencio taciturno.

Ni lo adoro porque la arena salada,
penetrante y corrosiva,
se me clave en el iris del ojo
renovando la luz perdida.

Llegó como una aparición, así... de repente
y a mi respirar llamó Vida

Vida que se me va... y que a mí vuelve
en cada latido, que su voz me trae...

en cada ola, irascible y henchida.

Henchida...
de ese abrazo transparente
que como a un náufrago me guía,
en el murmullo del viento
que resuena a los pies de la abadía.

© Lucía Navarro Luna



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